El director de origen australiano James Wan, junto al guionista y actor Leigh Whanell crearon, allá por el 2004, una de las sagas más rentables y explotadas de la historia del cine de terror: Saw. En ese momento demostraron que podían hacer con pocos elementos y un presupuesto irrisorio un film lleno de golpes de guión, originalidad y tensión máxima, cualidades que se fueron diluyendo entrega tras entrega. Desde entonces, Wan no ha conseguido el éxito que le reportó aquella película; Silencio desde el mal era un torpe cuento de terror con muñecos y Death Sentence no culminó las esperanzas puestas en una cinta tan prometedora.
Este año el realizador vuelve junto a su compañero de fatigas en aquella Saw con una propuesta alejada de sus trabajos anteriores, una cinta de fantasmas al más puro estilo Poltergeist, con casa encantada, rincones oscuros y sombras siniestras que acechan a los personajes. En general y por desgracia, Wan no consigue recordar su primer trabajo y vuelve a enseñarnos un producto como sus dos títulos posteriores una sucesión de tópicos, sustos y diálogos chirriantes que, si bien no aburren, son poco más que un despropósito.
Los personajes son estúpidos. Bastante estúpidos, se podría llegar a decir. Ya les pueden remover la casa, aparecer un montón de manchas de sangre en las sábanas o mover de sitio misteriosamente a un niño en coma que seguirán en sus roles: el padre que no cree y la mujer en casa cuyo marido piensa que está loca. Pues vale. Los sustos y la atmósfera que impregna la película está muy bien en los primeros minutos, pero conforme va avanzando (es un decir) la trama nos damos cuenta que no hay más de donde rascar.
Como no, en toda explotación (porque lo es) de Poltergeist. tiene que haber señora mayor con poderes psíquicos y un par de ayudantes freaks que la acompañen. Quizás estos últimos, uno de ellos interpretado por el propio guionista, le dan un toque de humor a la cinta en un momento en que la desesperación por ver algo interesante aflora en el pobre espectador.. Aún así, y cuando parecía que no podía ir a peor (el niño fantasma que baila y juega al escondite no da miedo), el tercer acto hace acto (valga al redundancia) de aparición para inundar un guión que ya no podía ser más predecible y una dirección que ya da todo menos miedo. (el "villano" da hasta risa).
Insidious es una pequeña decepción porque nos llega da la mano de James Wan que maravilló al fandom con una de las cintas más estimulantes del género en los últimos años. Más predecible que contar hasta diez y con escenas que se ven venir de lejos, Insidious. es una película que pincha en sus propósitos y, salvo un par de momentos remarcables, se hunde en una mediocridad a la que ya estamos acostumbrados en los sub-productos de casas encantadas., niños acosados y fantasmas maquillados. Seguiremos confiando en sus realizadores, pero creo que estamos llegando a un límite. Y si llega, pocas veces hay marcha atrás. (pregúntenle, irónicamente, al bueno de Tobe Hopper).
Lo mejor: . Las primeras presencias fantasmales y que, en general, no aburre.
Lo peor: . Es predecible como pocas. |
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